Marruecos es un país milenario, heredero de siglos de tradición. Sin embargo, en el Reino no hay nada prefijado. Su cultura está viva y la encarnan día tras día los pequeños gestos cotidianos, las fiestas, los rituales y las costumbres. Alójate un tiempo allí e imprégnate de su paz y su arte de vivir.
Lo mejor es que te pasees por las ciudades y los pueblos, entre las callejuelas estrechas de sus cascos antiguos. Así estarás muy cerca de la gente y podrás hacer intercambios con ellos. Seguro que algún marroquí te invita a compartir un té verde con menta: allí todo es ceremonioso y reina la hospitalidad.
También podrás descubrir toda una serie de costumbres. Marruecos y sus habitantes evolucionan al ritmo del arte de vivir mediterráneo reconocido por la UNESCO, un conjunto de prácticas, platos o símbolos que forman parte de su día a día y que te encantarán.